RESILIENCIA POR Silvia Pastor ( UPH Elche) , con INFOGRAFÍA DE Celeste González.
RESILIENCIA
La resiliencia en la primera infancia, refiere a la capacidad de los niños y niñas de superar adversidades y desarrollar una adaptación positiva ante las situaciones difíciles que pueden enfrentar a lo largo de su vida. Ser resiliente es una habilidad que se adquiere y se fortalece con la educación y el tiempo, y está directamente relacionada con la capacidad de recuperación emocional, física y cognitiva ante situaciones de estrés, trauma o dificultad.
Los niños y niñas que desarrollan una mayor resiliencia en sus primeros años de vida tienden a tener una mejor salud mental y física, así como relaciones interpersonales más saludables, y un mayor éxito académico y profesional en el futuro. Resulta imprescindible, por tanto, fomentar y fortalecer la resiliencia en la primera infancia a través de intervenciones educativas que apoyen el bienestar y el desarrollo de los niños y niñas en su entorno familiar, escolar y comunitario.
Educar en resiliencia implica:
Enseñar habilidades de resolución de problemas.
Fomentar la autoestima.
Enseñar habilidades de comunicación.
Enseñar a establecer metas realistas.
Fomentar la resolución creativa de problemas.
Enseñar a aceptar la diversidad.
Fomentar la resiliencia emocional.
Enseñar a los niños y jóvenes cómo resolver problemas de manera efectiva les ayudará a enfrentar situaciones desafiantes y a encontrar soluciones prácticas.
La autoestima es un factor clave en la resiliencia. Fomentar una imagen positiva de sí mismos les ayudará a enfrentar mejor los desafíos y a recuperarse de las dificultades.
Enseñar a los niños y jóvenes cómo comunicarse de manera efectiva les ayudará a resolver conflictos y a superar obstáculos.
Ayudar a los niños y jóvenes a establecer metas alcanzables les dará un sentido de logro y les ayudará a enfrentar mejor los desafíos.
Fomentar la creatividad y la imaginación en la resolución de problemas les ayudará a encontrar soluciones innovadoras y a enfrentar desafíos de manera más efectiva.
Enseñar a los niños y jóvenes a aceptar y valorar la diversidad les ayudará a desarrollar empatía y compasión hacia los demás, lo cual puede ser de gran ayuda en momentos de dificultad.
Enseñar a los niños y jóvenes a manejar sus emociones y a regular su estrés les ayudará a enfrentar mejor los desafíos y a recuperarse más rápido de las dificultades.
La educación en resiliencia resulta clave para ayudar a las generaciones futuras a enfrentar los desafíos de la vida. Como educadores, debemos ser conscientes de la importancia de enseñar habilidades y estrategias efectivas que les permitan superar las dificultades y desarrollar una actitud positiva ante la adversidad que es inherente a nuestra experiencia vital.
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